(Primera parte)
Buen domingo, sol, temperatura ideal, mucha gente en la ciudad, mucho chándal y zapatilla deportiva. Gente sin prisa. Claro, estamos en noviembre, hoy es día grande, el día de la Behobia.
Las dos mesas de la terraza libres, estupendo, me siento en una de las mesas y a disfrutar del Enate y del sol.

Sale un chaval con dos cañas y se sienta en la mesa de al lado, se queda mirando a la puerta, esperando al dueño de la segunda caña, supongo.
Al rato sale el segundo, con dos platos en la mano y es él, sí, es “comepatatas”. Son ellos, casi dos años buscándolos, de domingo en domingo, de tarraza en terraza, sin saber nada de ellos. Me pillan sin un periódico para disimular, pero están más cerca, esta vez oiré mejor la conversación, además, siempre está el mirar al móvil para poder disimular.
– ¡Anda Mikel!-Si has pedido una ración de mejillones y dos pinchos de bacalao.
– Ander, ya sabes que aquí el bacalao lo bordan -contesta Mikel.
Si supieran que para mi buen amigo Asier, éste es un gran templo del bacalao…
Ahora que caigo, Mikel le ha llamado Ander, ¿Ander? Es el cuarto amigo, el que faltaba la última vez, el del susto que acabó en el quirófano. Mikel toma la palabra y pregunta dónde están Kepa y Jokin, que tardan mucho.
– Iban a acompañar a Peru en la Behobia- dice Ander.
– Ya, pero con los tiempos que han hecho otras veces ya tenían que estar aquí -dice Mikel.
– Pero Peru tenía intención de hacer sobre 1’50.
– ¿Qué?, una hora y cincuenta minutos, ¿a dónde van?,-dice Mikel.
– ¡Mikel, que es la primera behobia de Peru! Nunca ha corrido una distancia tan larga, y tú sabes muy bien que esa carrera es muy dura. Hoy no es mal día, no hace un calor excesivo, no hay demasiada humedad, sin lluvia, sin viento. Es un buen día para correr. Para ser la primera vez que va, me parece muy bien que hayan ido Kepa y Jokin con él. Se le va a hacer menos dura la carrera, le van a ayudar a llevar un ritmo constante. Que con toda la gente que te anima durante toda la carrera, te vienes arriba, marcas un ritmo muy alto al principio, y desde que ves el reloj hasta que llegas a la Zurriola se hace muy largo, muy largo. Y todavía hay que llegar hasta el bulevar. Ya te acordarás lo que nos pasó en nuestra primera behobia, no te acuerdas….
– Claro que me acuerdo, casi mareados, deshidratados…-dice Mikel.
– Y todo por hacer menos de 1 hora cuarenta, no sé de quien fue la idea…- Le dice Ander y se le queda mirando.
– No me lo recuerdes, éramos más tontos y más jóvenes…Pero habíamos entrenado bien, no contábamos con el viento y la lluvia que hizo.
– La falta de experiencia, pasamos de correr unos 45 minutos dos veces a la semana directamente a una carrera de 20 kilómetros, casi nada. Y sin entrenar distancias largas
– Ander, al final hicimos una hora y 37 minutos.
-Si Mikel. ¿Pero cómo terminamos? – sentencia Ander.
-Vale, vale, pero me parece que hacer más de 1h50 es demasiado tiempo para Peru, siempre ha hecho deporte.
En esto se callan, se terminan los mejillones y empiezan a comer el bacalao, que debe de estar muy bueno por las caras que ponen y el silencio en el que se han quedado.
– Mira Mikel, Peru se hizo una prueba de esfuerzo y el médico le dijo que aumentara los días de entrenamiento y las distancias, que cuidara el descanso y la alimentación. Y que el día de la carrera fuera a seis el kilómetro. Que el objetivo era terminar con buenas sensaciones, que es una carrera para disfrutar y no para competir.
– Pero ¿quién era ese médico?
– Pues debe de ser tío de Peru. Estaba muy contento con la prueba de esfuerzo que le hicieron. Llegó hasta que no podía más, que no le subía la pendiente, que aumentaba la velocidad de la cinta sin subir la cuesta, con un calentamiento muy progresivo.
– Si, pero Peru siempre ha hecho deporte. Jugaba a fútbol. Puede hacer menos tiempo.
– Tu lo has dicho, jugaba. Ahora con el trabajo no puede entrenar como antes. Los fines de semana juega un torneo de fútbol sala con unos conocidos, sin la exigencia de antes, no es un torneo federado. Casi no entrena. No es lo mismo.
Bacalao finalizado, otro silencio. Hablan de tomar algo más, pero parece que han quedado con Kepa y Jokin para comer. ¿Vendrá Peru también? Comentan que se pueden quedar a comer en este bar. No me extraña que se quieran quedar, aquí está todo buenísimo.
Empiezan a conversar de nuevo:
-Mikel, no me has contado de cómo te ha ido la Behobia hoy.
-Calla, calla, muy mal, con malas sensaciones. Luego te cuento. ¿Puedes mirar en la aplicación por dónde andan esos tres? ¿Cuánto les falta? Voy a pedir unos zuritos mientras esperamos.
Mikel se levanta, Ander se le queda mirando. Veremos cómo sigue la conversación.
No sé que hacer, quedarme o irme. Pero tengo mucha curiosidad por saber qué le ha pasado a Mikel en la carrera, cómo terminará Peru, qué les contará Ander de su operación.
Sigue haciendo un día estupendo, me pediré otro vinito y a esperar a ver que cuentan.
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Alberto Garai Ibabe